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jueves, 22 de mayo de 2008

Tecnología incorporada a la educación

Me agradó este artículo.
Me "prendí" a partir de la anécdota inicial...
¿Cuánto tiempo nos falta para que en nuestras escuelas y colegios sean cotidianas las tecnologías en el aula.
Aquí lo transcribo:

Aprendamos a enseñar con tecnología

Entre los profesores de Universidad circula una anécdota, que nadie sabe si es del todo cierta, pero da que pensar. Por lo visto, un profesor se disponía a pronunciar una conferencia y el encargado de la técnica en la sala le preguntó: “¿Trae usted un PowerPoint o tiene algo que decir?”. No se sabe si la pregunta iba con segundas pero, a poco que uno frecuente congresos académicos o haya asistido a ciertas clases universitarias, reconocerá que aquel humilde técnico formuló la pregunta correcta.

Hoy día, en las aulas de la Universidad se hace en general poco uso de la tecnología como herramienta didáctica. Pero lo peor quizá es que cuando se emplea, a menudo se usa mal. Los profesores universitarios siguen apegados a viejos modelos pedagógicos, donde la forma convencional de enseñar, incluso cuando recurren al apoyo de presentaciones informáticas, es la clase magistral (y entiéndase el adjetivo en su acepción más prosaica: un señor que explica mientras sus alumnos se limitan a oír y, si hay suerte, a escuchar). No cabe duda de que cuando un profesor es además maestro, esa forma de dar clase basta y sobra. Sin embargo, como no hay tantos maestros como se quisiera, a los profesores cada vez nos resulta más imprescindible aprovechar los recursos técnicos que facilitan una enseñanza más activa, eficaz e interesante. Y los hay.

En los últimos años nos hemos beneficiado de una avalancha de tecnologías que nos permiten revitalizar los métodos de enseñanza. Hoy las universidades pueden dotar a sus aulas de dispositivos audiovisuales, pizarras interactivas y sistemas digitales de todo tipo. Las clases, además, pueden extenderse más allá del horario lectivo gracias a los sistemas de intranet, los blogs educativos o las bibliotecas virtuales. Existe, en suma, un sinfín de tecnologías que permiten enseñar mejor, siempre que se parta de la premisa de que el profesor ha de tener “algo que decir”. La tecnología no debe emplearse como una máscara de la incompetencia, sino como un refuerzo de la excelencia.

Ahora que el sistema universitario español ultima sus reformas con vistas a su adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, es imprescindible que los profesores reflexionen sobre qué herramientas tecnológicas deben utilizar para la mejora de su docencia. Esta reflexión debe ir acompañada de inversión económica y apoyo de las instituciones, sin duda. Pero quizá más importante que ese apoyo sea un ingrediente personal previo: la voluntad.

Artículo [.pdf; 591 kb] publicado en el suplemento 'Campus' (nº 520, 21/05/2008) de El Mundo,
como apoyo al reportaje Un sistema universitario analógico en plena era digital

jueves, 20 de septiembre de 2007

FELIZ PRIMAVERA!!!!!!!!!!!!!!




Una historia de primavera:

El rapto de Perséfone

Desde los tiempos más remotos, el hombre, cuando no puede comprender el mundo externo que lo rodea, crea representaciones míticas. Así, la humanidad ha llegado ha mitificar desde la salida y la puesta del sol hasta los fenómenos atmosféricos, el crecimiento de las plantas, el nacimiento y la muerte. La primavera es la estación del renacimiento... así lo entendieron la gran mayoría de las religiones antiguas y, a partir de ello, levantaron muchos de sus mitos. En este contexto, la primavera es vista como lo muerto que renace. Una vez más ocurre el milagro: de los arboles deshojados renacen nuevos brotes y, una vez más, hay cosecha, es decir, vida.
Mahoma decía: "No hay gota en los mares, ni fruto en los árboles, ni planta en la tierra que no tenga en cada semilla un ángel que cuide de ella". La naturaleza está entonces ligada a lo sagrado y protegida por los guardianes de dios para que al hombre no le falte el sustento. Para algunos pueblos eslavos y escandinavos, por ejemplo, los templos consagrados a sus dioses eran bosques, lagos y árboles sagrados, pero todos celebraban festivales que podían durar semanas porque para todos los pueblos la primavera siempre era algo festivo.
Las diosas Démeter(1) y Perséfone(2) representaban para los pueblos de la antigüedad los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone(2), prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter(1), su madre.
Cuenta Homero que en el sureste de Europa hubo un tiempo en el que reinaba la eterna primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca marchitaban. No existía el invierno, ni la tierra yerma, ni el hambre. La artífice de tanta maravilla era Démeter(1), la cuarta esposa de Zeus(3). De este matrimonio nació Core, luego llamada Perséfone(2). Se trataba de una hermosa joven adorada por su madre que solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día, pasó por allí el terrible Hades(4) con su temible carro tirado por caballos. Se encandiló con Perséfone(2) y la raptó para llevarla al subsuelo, su territorio. Deméter(1), al no encontrar a su hija y con una antorchas en cada mano, emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter(1) decidió abandonar sus funciones y el Olimpo. Vivió y viajó por la tierra. Esta se quedó desolada y sin ningún fruto ya que, privada de su mano fecunda, se seca y las plantas no crecen. Ante este desastre Zeus(3) se vio obligado a intervenir pero no pudo devolverle la hija a su madre. Es que Perséfone(2) ya había probado el fruto de los infiernos (la granada) y por eso le era imposible abandonar las profundidades y regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del año Perséfone(2) lo pasaría con su esposo y, la otra parte, con su madre.
Lo que este mito indica es que cuando Perséfone(2) regresa con su madre, Démeter(1) muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra, con flores y frutos. Por el contrario, cuando la joven desciende al subterráneo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así se renueva anualmente el ciclo de las estaciones y así explicaban los griegos la sucesión de ellas: el otoño y el invierno son tristes y oscuros como el corazón de Deméter(1) al estar separada de su hija. La alegría y la serenidad retornan cuando vuelve con ella, es decir, cuando comienza la primavera.
Referencias: Los dioses y sus símbolos
(1) DeméterDiosa de la fecundidad de los campos, la Madre Tierra, diosa del trigo, que proporciona el pan. En la mitología latina es Ceres, que está representada como una digna matrona que porta dos antorchas, símbolo de nacimiento y de luz.(2) Perséfone Representa a la primavera. Para los romanos era Proserpina. (3) Zeus Padre de los dioses, dueño y señor del cielo. (4) Hades Dios de los infiernos que rige en el Tártaro o Mundo de los Muertos.

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